Había una vez una pequeña familia integrada por Mario, un
hombre adulto de unos 40 años, inteligente, amistoso y cariñoso, y Lara, la
hija de Mario, de unos 7 años, rubia, miedosa, caprichosa y muy tierna.
Faltaban pocas horas para la víspera de Navidad y Lara esperaba
ansiosa su regalo: hacía una que había hecho su carta. Amaba la Navidad, y su
parte favorita era cuando le obsequiaban su regalo.
Mario estaba muy triste porque no tenía la plata suficiente
para comprarle todo lo que ella quería, y sabía que, si no le compraba nada, no le gustaría. Salió
a la calle para ver si encontraba alguna oferta, pero no encontró nada. Estaba
volviendo a su casa, y se encontró en su puerta con una caja blanca y grande
con la palabra “Gremlins”. ¿Quién habrá dejado esa caja? ¿Será un regalo de
Navidad? ¿Qué significará la palabra Gremlins?
Entró a su casa, buscó su computadora u empezó a investigar.
Después de una hora, encontró que ellos eran muñecos extraños, pequeños y
adorables. Al saber eso, abrió la caja y se encontró con una sorpresa: los
Gremlins estaban ahí. Al principio le causó miedo e impresión, pero al mirarlos
de otra manera le parecieron tiernos y muy lindos. Cuando se dios cuenta ya
eran las 11:30, por lo que se le ocurrió la genial idea de regalarle los
Gremlins a Lara.
Cuando llegaron las 12:00, Mario fue inmediatamente a
ponerle el obsequio debajo del arbolito. Como estaba todo preparado, llamó a
Lara, quien fue muy emocionada, bajó de su habitación y vio la caja blanca, la abrió
y se encontró con los Gremlins:
-Papá, ¿Qué son esos monstruos?
-Son Gremlins, Lara-respondió Mario.
-¡Eso no es lo que yo pedí!-exclamó
ella.
-Lara, es lo único que te pude
regala. Hay gente que no recibe nada-dijo el.
Lara se quedó callada y, sin decir
nada, se fue a su habitación. Mario dejó a los Gremlins debajo del árbol y se
fue a dormir. Lara estaba muy enojada, triste y decepcionada. Fue a buscar un
vaso de agua, paso por al lado del árbol, vio la caja con los Gremlins, pero siguió
caminando. Agarró su vaso de agua y fue a su cuarto. Cuando estaba a punto de
dormirse, escuchó un ruido. Asustada, asomó la cabeza por la puerta de la habitación,
pero no vio nada y volvió a su cama.
Al otro día, Mario se fue a
trabajar y Lara se quedó sola en la casa. Ella se despertó, se preparó el
desayuno, prendió la televisión y puso una película. La estaba mirando u escuchó
a alguien decir: “Lara, Lara, ven aquí Lara”. Ella siguió el sonido y llegó a la caja de los Gremlins, la abrió y pensó:
No puede ser que me hablen unos muñecos. Estoy loca. Dio media vuelta, volvió a
mirar la televisión y se durmió. Al despertarse vio a su papá y le dijo:
-¡Hola, papi¡ ¿Cómo te fue
en el trabajo?
-Lara, ¿Qué hiciste?; ¡Rompiste
la única foto que tenia con mi mamá!-le dijo Mario alterado-¿Todo esto es
porque no te di lo que vos querías?
-Papá, ¿de que
estás hablando?-le preguntó ella-
-Lara, no te
hagas, vete a tu habitación, estás castigada.
Sin entender
nada, Lara se fue a su cuarto preguntándose
qué había pasado. Pronto llego a la conclusión de que los Gremlins habían sido,
que ellos fueron los culpables de todo. Inmediatamente, fue al cuarto de su
padre y le explicó todo. Obviamente, él no le creyó y pensó que todo era una
excusa y le dijo que solo eran simples muñecos. Lara volvió a su cuarto y se encontró
con los Gremlins.
-Ya sé que están
vivos, sé que ustedes me llamaron, sé que rompieron la foto de mi papá, sé
todo.
-Vos nos des
despreciaste, así que pagarás el precio-le dijeron ellos.
Sin decir
nada, la mataron con un cuchillo, Lara gritó y Mario la escuchó. Entro
desesperado a la habitación y vio a Lara sangrando y con un cuchillo en su
pecho. Y a los Gremlins.
Sintió mucha
culpa por no haberle creído y mucha tristeza porque su hija había sido
asesinada, Entonces, echó nafta sobre los muñecos, prendió un fosforo y quemó a
los Gremlins.